La promesa de un mundo descentralizado es muy bonita. Pero hay un lado oscuro, tan oscuro como la contaminación que provocan.
Las monedas tradicionales se basan en compromisos comerciales, o reservas de metales preciosos que tienen los Estados. Las criptomonedas se basan en el blockchain, un sistema descentralizado en el que entre todas las partes se puede confirmar la veracidad y unicidad de la información. Sin embargo, esa confirmación viene dada por complejos algoritmos informáticos, que para ser calculados necesitan procesamiento informático. Y lo que en teoría funciona, en la práctica supone unos costes con contaminantes efectos secundarios.
En el caso de Bitcoin, su minado se basa en cálculos por lo que la gente necesita por un lado potentes equipos informáticos. Principalmente se están usando tarjetas gráficas de última generación, lo cual está resultando un quebradero de cabeza para sus fabricantes porque sus potenciales clientes, los jugadores de videojuegos, no están consiguiendo comprarlas, así que están fabricando mucho más. Y si fabricamos más componentes electrónicos, estamos preparando basura electrónica para el futuro. Pero es que además, el minado necesita mucha energía, y ahí detrás están los fondos que están invirtiendo en Bitcoin metiendo dinero en comprar centrales eléctricas basadas en combustibles fósiles para únicamente alimentar equipos de minado.
Por otro lado, intentando decir que son la alternativa verde, ha surgido una criptomoneda llamada Chía. Se intenan alejar del minado diciendo que la suya se ‘cultiva’. Dicen que sus cálculos no son tan pesados, ya que se basan en uso del espacio del disco duro. El problema, que el uso es intensivo de un disco duro sólido hace que su vida útil estimada de una década apenas dure más de mes y medio. De nuevo, escasez de recursos y más basura electrónica.





El transporte individual de personas genera un desequilibrio entre el espacio ocupado por su vehículo y el tamaño de la persona, y aunque abogo por el uso del transporte público o por vehículos particulares que sean más equilibrados en su espacio y personas que transportan (motos / bicicletas), hoy quiero hablar de coches.
Cuando llega finales de septiembre, se anuncian los premios IgNobel, que premian las investigaciones científicas que aunque reales son sorprendentes. Este es un tema que llevamos
Un punto interesante de las impresoras 3D es la creación de piezas a medida, y esas piezas pueden ser a la medida de cuerpos humanos, principalmente para remplazar huesos.
Desde que salieron los teléfonos con pantalla táctil no he podido parar de pensar que deben suponer una GRAN barrera para las personas ciegas, ya que no tienen ninguna rugosidad ni borde de referencia para saber donde pulsar. Dejémonos de Siri o similares con los que se pueda interaccionar por voz, ¿como se puede usar un smartphone un ciego?




El principal problema de desplazarse en bicicleta no son ni las cuestas, ni los sudores, es ¿donde narices la meto cuando dejo de pedalear?


Los
Un montón de cositas que me han llamado la atención (y causado extrañeza):