Llevo un par de años sufriendo un mal bastante curioso, alguien cree que su cuenta de correo es la mía y con ella se va suscribiendo en diversos sitios. Bueno, hay una pequeña diferencia, mi dirección de correo en gmail incluye un punto, separando el nombre y apellido, y la que el usa no. Pero da igual, gmail considera que las dos direcciones son la misma, por tanto él no ha podido registrarse con esa cuenta y esa es MI cuenta de correo.
Gracias a este “despiste” se que tiene problemas de peso (me ha suscrito a recetas Dukan y pidió un complemento alimenticio “mágico”), que tuvo problemas con su PC (se donde lo mandó a reparar en Buenos Aires), que ha contratado un almacenamiento en la nube (y puedo usarlo yo, porque tengo su contraseña :S)… incluso tengo su tarjeta de crédito y se que vive en Nueva York (un día le visito en su casa, o le mando unas flores pagadas por él mismo).
No se como, a estas alturas de la historia, aún no se ha dado cuenta que pone MI dirección de correo en lugar de la suya, y no está recibiendo ningún correo para él. Mientras tanto, seguiré almacenando cosas de su vida…
¿Quizás soy yo que tengo un problema como Tyler Durden?





De entre todos los libros que había en su estantería, había uno del que se sentía especialmente orgullosa. Era un libro pequeño, con las tapas mullidas. Dentro había letras abigarradas, escritas a mano, en un inglés complicado de entender en ocasiones. Pero lo mas increíble, era ver, en alguna páginas, los restos ectoplasmáticos de las hadas que fueron capturadas entre sus páginas. Sin duda, un libro (en edición facsimil) que cuando te lo dejan en las manos no sabe por donde coger, ni por donde empezar a mirar.

Este artículo nace de la frustración que me causa en callejón en que entró Google con su planteamiento de mis contactos. He de anotar de entrada que tengo del orden de 20 círculos en mi vida, y eso es lo que replico con mis contactos ya sea en Facebook, Twitter o Google.


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El principal problema de desplazarse en bicicleta no son ni las cuestas, ni los sudores, es ¿donde narices la meto cuando dejo de pedalear?