Mi padre me destaca un reportaje que ha salido en diversos medios del grupo Prisa, en el que se pueden ver perlas como:
Así, el que pidió ”supositorios de nitroglicerina”, regresó a su casa con unos menos peligrosos de glicerina; quien fue a buscar “agua exagerada”, se quedó con una más discreta oxigenada, y el hombre que pidió unos profiteroles, se fue mucho más contento con su caja de profilácticos que si, como reclamaba, le hubieran entregado unos pastelitos rellenos de nata.
Una aspirina fluorescente, por favor [CADENASER.com] / Calmantes ‘contaminados’, supositorios de ‘nitroglicerina’ y agua ‘exagerada’ [ELPAÍS.com].
Todo esto a cuenta de un libro que realizado por el periodista García Costoya con diversas anécdotas vividas en farmacias españolas.