Es el sueño de toda persona convertir su pasión en su modo de vida, y aunque son casos puntuales los que consiguen esto (los cuatro youtubers famosos, o algún instagramer), muchos de estos productores de contenido están teniendo ingresos que les permiten vivir de su afición. Y en internet hay dos modelos para pagar los contenidos que consumes: o lo pagas tú, o lo pagas la publicidad que te comes.
Internet ha democratizado, se repite por todas partes. Esta frase se refiere a que tanto el grande como el pequeño pueden generar contenido o encontrar contenido afín sin necesidad de un gran despliegue. Se han acortado las distancias físicas para encontrarte con gente afín a tus aficiones o a tus ideas, pero también se ha reducido la cadena de distribución de contenidos desde el productor al consumidor. También la tecnología ha ayudado a que se pueda dar más calidad y que los individuos o pequeños grupos de personas pueden generar contenidos de calidad: ya sea un blog de una temática concreta, ya sean cortometrajes o reportajes. De los grandes tenemos claro por donde se han estado financiando, pero los pequeños están reinventando la manera en que se financian y también está basado en como internet ha reducido la cadena desde el productor al consumidor.
Campañas de Influencers
Los influencers no son productos prefabricados, nadie puede lograr subir como la espuma y tener una comunidad de seguidores que les interese leerte todos los días. Las personas somos seres sociales buscamos personas afines, con las que conectar y sentirnos parte de un todo. Así, el líder de opinión se va fraguando a lo largo del tiempo y llega un momento en que se le aproxima una marca (y no al revés) y le dice: “tengo un producto que puede interesar a tus seguidores” (si su frase es otra, se está equivocando en como plantea sus campañas de publicidad).
En ese momento ese líder pasa de ser una persona que publicaba contenido porque le apetecía y se lo pasaba bien a alguien que puede tener ingresos puntuales. Lo cual redunda en que el tiempo que dedica a crear contenidos, que antes hacía gratis y “perdiendo el tiempo”, ahora le renta.
Aquí la audiencia normalmente no está dispuesta a pagar, pero si está dispuesta a escuchar de vez en cuando publicidad entre los contenidos y que esa publicidad sea la que permita que el contenido siga sigue existiendo y que esa persona siga poniendo su energía en crear contenidos.
Este caso es habitual con contenidos más “sencillos” (o por lo menos a los que no se les ve la energía y el trabajo que implican): como blogs de actividades de ocio, cuentas de twitter de humor, etc.
Mecenazgo (Kickstarter / Patreon)
Ya sea por una aportación puntual como en el caso de campañas de crowdfunding en Kickstarter, o con programas de aportaciones recurrentes como Patreon, los creadores de contenido que necesitan dinero para poder dedicarle tiempo puede pedírselo directamente a sus seguidores.
El lema “Internet todo es gratis” ha calado muy profundo, pero el tiempo y la dedicación de las personas no es gratis, tienen una vida y puede que para poder dedicarle su tiempo a crear más contenidos, y para poder tener una periodicidad de los mismos, ayuda que este trabajo no sea una carga, sino incluso algo que le genera beneficio. Cuando los seguidores
Cuando se entra en esta dinámica normalmente se genera un contenido básico gratuito (que puede ser todo el contenido o solamente una pequeña fracción), para que nuevos potenciales mecenas puedan comprobar la calidad del contenido y los mecenas reciben un contenido extra. Las cantidades aquí funcionan por economía de escala, muchos micro-mecenas que, acumulados, consiguen una suma suficiente para cubrir las necesidades del autor.
Como vemos, al final la pelota esta en el tejado del consumidor: si el consumidor está dispuesto a pagar aunque sean unos céntimos el creador no tiene porqué introducir publicidad en su contenido, ya que es el público es el que financia el contenido, pero si no están dispuestos a poner pasta de su bolsillo entonces están dispuestos a recibir publicidad.